La cuesta de Enero nos hace fijarnos nuevos propósitos para el nuevo año. Y uno de los principales para la mayoría de la población tras los excesos de las fiestas, es adelgazar.

Hasta hace muy poco tiempo, cuando empezábamos una dieta, uno de los primeros alimentos en eliminar era el pan.  Pero gracias a los últimos estudios e iniciativas como ‘Pan cada día’, (iniciativa respaldada por la comunidad científica que persigue la promoción del pan como alimento clave de la dieta mediterránea), se está volviendo a dar gran importancia al consumo del mismo, haciéndolo de manera moderada.

¿El pan engorda?

Este es uno de los mitos que debemos eliminar de  nuestra cabeza. Todo alimento aporta energía, unos mucha (queso) y otros poca (como el apio) por lo que lo que debemos tener en cuenta es la suma. Es decir, no hay alimentos buenos y malos, sino buenas y malas formas de combinarlos.

El aumento de peso se produce cuando consumimos más energía de la que nuestro organismo necesita.  El pan en concreto, tiene un aporte calórico moderado y apenas contiene grasa. Además, tiene un poder saciente elevado. Recientes evidencias científicas sostienen que no está justificada su inmerecida fama en el aumento de peso, la clave está en cuánto y cómo lo consumamos.

Por hacernos una idea, cien gramos de pan aportan doscientas treinta calorías de las 2000-2400 que debe consumir una persona con una  vida sedentaria.

Teniendo en cuenta que el 50% de las calorías totales deben provenir de los hidratos de carbono, es una cantidad más que razonable a distribuír entre las 5 comidas.

Beneficios del pan en la dieta

  1. El pan contiene poca grasa (1 g por cada 100 g de pan), por lo que es idóneo para aportar a nuestra dieta los hidratos de carbono que necesitamos con una mínima ingesta de lípidos.
  2. El pan pertenece al grupo de los cereales, fundamentales en nuestra dieta e ‘inamovibles’ en la base de la pirámide nutricional.
  3. Ayuda a cubrir las cinco o seis raciones diarias de hidratos de carbono complejos o de absorción lenta. Además, contiene proteínas de origen vegetal, y apenas tiene grasa. También es una buena fuente de vitaminas del grupo B y de minerales como el fósforo, el potasio y el magnesio.
  4. La fibra insoluble te ayuda a regular la digestión al evitar el estreñimiento, mientras que la fibra soluble es benéfica para controlar los niveles de azúcar y colesterol de la sangre.